In Mother Russia game beats you
Broncas callejeras, humor negro, improperios, revolución y muchas drogas
a propuesta de beat’em up retro de Devolver Digital nos traslada al la parte más decadente de Rusia para presentarnos una historia del lado más oscuro del crimen organizado, la corrupción y los nocivos efectos de las drogas. Mother Russia Bleeds cuenta la historia de un grupo de sin techo que sobreviven como pueden en una comunidad destartalada poblada de gente como ellos, y donde de vez en cuando se sacan algún dinero en peleas callejeras. La cosa no tarda en complicarse cuando somos secuestrados por un siniestro grupo que nos convierte en sus conejillos de indias para una droga experimental.
Tras conseguir fugarnos del laboratorio y toparnos por el camino con montones de engendros producto de experimentos fallidos junto con los lacayos de la organización que nos capturo, nos tocará abrirnos camino a tortazo limpio de regreso al hogar, donde las cosas no estarán mucho mejor y deberemos buscar respuestas a la antigua usanza mientras atravesamos las zonas empobrecidas de Rusia y nos adentramos en algunos de los antros más turbios que os podáis imaginar. Si tuviera que definir el diseño y apartado artístico de este juego, lo describiría como el resultado de una tormenta de ideas entre Quentin Tarantino y Robert Rodriguez, en un nuevo pique para ver quien conseguía la ambientación más absurda y soez. Y no, no estoy exagerando.
ESPÍRITU RETRO CON ALGUNAS CARENCIAS
Mother Russia Bleeds esta fuertemente inspirado en grandes clásicos del género como Streets of Rage y Cadillacs and Dinosaurs, presentando la vieja fórmula jugable de scroll lateral a través de múltiples escenarios poblados de hordas de enemigos a los que batir a tortazo limpio. Al final de cada una de estas etapas nos espera el típico enemigo de final de fase, y por supuesto, para ayudarnos en los combates, algunos enemigos aparecerán con armas que nos podremos apropiar, juntos con elementos del escenario que podemos usar de armamento improvisado a veces.
Hasta aquí ninguna sorpresa ni vuelta de tuerca que lo desmarque de la sombra de los títulos en los que se basa, de hecho, también sigue el patrón de ofrecernos cuatro personajes a elegir con distintas estadísticas y clasificados por los tipos habituales: el personaje fuerte, el personaje rápido, y otros dos más equilibrados. Sin embargo, Mother Russia Bleeds se guarda algunos trucos en la manga. Para empezar, una de las diferencias más importantes en su jugabilidad es que no tenemos vidas. En vez de eso, cada cierto número de pantallas llegaremos a un punto de control y en caso de estirar la pata, reapareceremos al principio del último de ellos. La segunda gran diferencia es que no hay objetos de recuperación a lo largo de toda la aventura. Se acabó eso de patear un contenedor y que nos salga un pollo asado o un plato de curry. En lugar de eso, la forma de recuperar energías es un tanto más turbia, y si, me refiero a un chute en vena.
Las drogas juegan un papel muy importante tanto en la trama como el factor jugable. Al lado de nuestro indicador de vida, tendremos otro con forma de jeringuilla y que puede almacenar hasta tres dosis que se pueden emplear de dos formas. La primera de ellas es consumir una de estas dosis para recuperar un poco de vida, aproximadamente un tercio de nuestra salud. El segundo uso es mucho más ofensivo, pues nos dopa a lo bestia, aumentando nuestra velocidad y la potencia de nuestros golpes considerablemente, y a mayores, nos permite ejecutar literalmente fatalities, eliminando de inmediato a cualquier enemigo, con la excepción claro está, de los jefes. La gestión de estas limitadas dosis será vital para sobrevivir. Para poder reabastecer estos suministros químicos, tendremos que extraerlos directamente de los enemigos. Al caer derrotados, algunos de ellos comenzarán a convulsionar, y este será un indicativo de que tiene drogas en su organismo que podemos extraer con nuestra jeringuilla. Sin embargo, este es un método que lleva unos segundos y el resto de oponentes no dudarán en patearte el trasero en cuanto bajes la guardia para recolectar. Por supuesto, cuanto más tardemos en acudir a estas extracciones menos cantidad recaudaremos.
En otro orden de cosas, otro punto a destacar son algunos de los enemigos de final de fase, que además de contar con diferentes patrones en sus ataques y ser extremadamente difíciles de aturdir para poder soltarles una buena andanada de golpes, la gran mayoría cuenta con mecánicas específicas para poder derrotarlos, como tener que utilizar el entorno o armamento especial que otro personaje nos lanza, y especial mención al jefe final, que no solo es extremadamente perturbador, sino que cuenta con varias fases para su pelea que tendremos que superar de formas concretas para salir victoriosos.
No obstante, el juego tiene algunas ausencias que empobrecen y dificultan la experiencia. Para empezar, no contamos con ningún ataque especial con el que zafarnos de grupos de enemigos que nos tengan rodeados, lo cual suele desembocar en perder casi toda nuestra vida hasta que conseguimos poner distancia o directamente morir a palos. Al principio no se echa mucho en falta, pero conforme avanzamos y aumenta el número de enemigos y sus diferentes tipos, la cosa se agrava muy rápido y a veces puede resultar frustrante. Aunque tenemos una suerte de esquiva, que es un desplazamiento rápido que podemos encadenar con diferentes golpes, no es lo suficientemente eficaz como para salir airoso de esas situaciones.
Otro aspecto donde no reluce mucho es que los cuatro personajes protagonistas son prácticamente iguales. Las diferencias entre ellos son demasiado sutiles y su estilo de lucha es exactamente igual, cambiando únicamente la animación de alguno de sus golpes —un personaje puede dar una patada y otro un gancho para una misma combinación de golpes—. Al no disponer de ataques especiales o ventajas específicas que puedan hacer más atractivo un personaje u otro en base a nuestro estilo de juego, al final implica que los cuatro son el mismo personaje con distinta apariencia. Lo único que los diferencia, es que tras seleccionarlo, podemos escoger el tipo de droga que tendremos equipada en la partida. Al principio solo disponemos de la básica, pero al acabar la campaña podremos desbloquear otros cócteles que nos proporcionarán ventajas adicionales y que suponen la única elección palpable, en especial al jugar en grupo. Lo cual me lleva a…
MÁS VALE QUE INVITES A TUS AMIGOS A CASA
Una de las cosas que podría haber mejorado y mucho este juego, hubiera sido la incorporación de un multijugador online, con el que poder encarar el juego con desconocidos y amigos por igual y que mejoraría muchísimo la experiencia el poder jugar junto a otras personas en todo momento, ya que puede ser frustrante hacerlo en solitario en algunos de sus tramos. En lugar de eso, Mother Russia Bleeds esta limitado a multijugador local, pero ofrece la posibilidad de incorporar a otros jugadores como bots para facilitarnos un poco las cosas. Y aunque si que es cierto que resulta más sencillo superar muchos de los niveles con la ayuda de tres reemplazos, al final no son más que carne de cañón para darnos un respiro y que a veces pueden incluso estorbar.
Tampoco ayuda que solo tenga dos modos de juego: la campaña y la arena, siendo este segundo oleadas de enemigos con dificultad creciente y que de hecho van literalmente forrando el suelo con sus cadáveres hasta el punto de cubrir la zona casi hasta las rodillas, lo que puede dificultar localizar a los enemigos que están convulsionando para extraerles la droga. Con esto tenemos una campaña muy dura como para afrontarla en solitario —aunque es perfectamente posible, solo hace falta paciencia— y un modo más infernal aún, que pide a gritos un cooperativo online donde se le podría sacar partido de tener a mano un grupo de jugadores en todo momento, que si podrían estar interesados en aguantar todas las oleadas posibles y mejorar su ranking en la clasificación global.
DASVIDANIA DIVERSIÓN
Al final, Mother Russia Bleeds se queda a las puertas del aprobado simplemente porque es un juego de una tarde, a no ser que tengas un grupo de amigos con los que quedes asíduamente y que gusten (y mucho) de este tipo de títulos. La fórmula se hace repetitiva muy rápido ante la carencia de repertorio de técnicas o golpes especiales que le den algo de profundidad a los personajes, y las drogas desbloqueables no añaden suficientes cambios como para eliminar esa sensación de repetición. A esto se le suma la ausencia de modos y/o desafíos más allá del modo arena, cuyo único atractivo sería jugarlo en compañía de unos amigos, y tampoco resulta tan interesante como para durar más de unas cuentas oleadas.
Quizá el aspecto más destacable del juego sea su dirección artística, que consigue plasmar escenarios de lo más variopintos y detallados con un pixel art muy cuidado y que retrata muy bien los aspectos más turbios y siniestros de la sociedad rusa, aunque también hace abuso de muchos estereotipos. No se puede decir lo mismo de las melodías del juego, sonando en su mayoría prácticamente igual y solo están ahí para acompañar, con tan solo un par de momentos donde se hace notar. De nuevo, un punto positivo y otro negativo.
Devolver Digital quiso hacer una sátira cargada de humor negro y soez sobre el mundo criminal ruso y las consecuencias del consumo de drogas, cuyos efectos vamos viviendo a lo largo de la aventura a través de alucinaciones, con un encuentro final que busca ser una lección moral. Pero pretendiendo eso desde el principio, un beat’em up retro y políticamente incorrecto no fue el mejor medio para lo que parece una campaña publicitaria antidroga de los ochenta.
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