Plataformas hechas de metal
Saltando al ritmo de la música de Satán
o os jode cuando el mismísimo Satanás entra por la puerta y os roba vuestras preciadas cervezas? Pues eso es justo lo que le ha pasado a Marty. Encima le cortan uno de los brazos —aunque paga con la misma moneda al maligno, arrebatándole un miembro al tirarle un vinilo—. Marty sabe muy bien que una vida sin cerveza no es vida, y hace lo que cualquier persona cuerda haría; implantarse el brazo de Belcebú y encaminarse al Infierno para recuperar su birra. Con un par.
SEUM Speedrunners from Hell —a partir de ahora simplemente SEUM— es un vertiginoso plataformas en primera persona, con una fuerte faceta competitiva. También tiene tintes de juego de disparos, ya que para activar algunas cosas el personaje dispara bolas de fuego. Consta de niveles muy cortos —salvo honrosas excepciones— totalmente rejugables, y mortales en la mayoría de los casos. No solo se premia la velocidad, sino también la innovación para buscar el camino más rápido, la percepción que desbloqueará secretos, paredes fantasma y mucho más. Se trata de un Super Meat Boy, pero en tres dimensiones y con mucho heavy metal.
A pesar de lo que pueda parecer, SEUM es un juego profundo, con más contenido que el que parece que tiene a primera vista. Con casi cien niveles, en ningún momento se hace repetitivo; esto se consigue gracias a la variedad de mecánicas y situaciones. Para superar un nivel hay que llegar en el tiempo establecido, habiendo dos tiempos distintos para batir; uno relativamente sencillo y otro más complicado. Mientras que en algunos niveles superaremos ambos tiempos fácilmente, en otros sudaremos mucho para llegar a batir cualquiera de los dos. El uso de atajos es lo que suele marcar la diferencia, pero claro, primero hay que encontrarlos.
Además del poder de lanzar fuego, que tenemos desde el principio, hay otros cuatro distintos. El primero es la habilidad de alterar la gravedad. Le da una amplitud enorme al título, ya que gracias a eso no se limita al suelo, sino que hay niveles completos que se desarrollan volando de una zona a otra. El segundo es un poder de teletransporte; allí donde tiremos el poder apareceremos. Simple de entender, pero difícil de dominar. El tercero es la habilidad de crear plataformas donde disparemos; es sencillo de usar, pero calibrar los saltos para ir a toda velocidad mientras se ponen plataformas no es nada fácil. El último poder es el de «rewind»; nos permite acceder a zonas donde normalmente moriríamos para luego rebobinar al punto donde lo activamos. Es el más confuso de todos los poderes pero añade mucha estrategia a la jugabilidad. Los poderes por separado son difíciles de dominar, pero al juntarse es cuando la verdadera dificultad aflora.
Pero no sólo los poderes marcan diferencias en lo jugable; la variedad de mecánicas también tiene mucho que decir. Los pinchos, pozos, hachas y demás elementos heavys aparecen por doquier para detener nuestro avance. Plataformas móviles, interruptores con forma de fogata, trampolines con forma de altavoz y plataformas que aparecen y desaparecen al dispararles son otros de los recursos que SEUM utiliza para añadir variedad.
Y si superar los tiempos no os parece suficiente, aún hay más. Un coleccionable —una birra, como debe ser— se esconde en cada escenario, a veces a la vista y otras veces terriblemente escondida. Pero no es sólo eso, también hay otros secretos aún más complicados de encontrar, que no desvelaré para no estropear sorpresas. Hay que estar muy atento al jugar, solamente diré eso. Además de esto, hay varios niveles secretos que se desbloquean de una forma muy extraña. Son cosas que con tiempo se terminan descubriendo.
Con esto sería suficiente, pero Pine Studio, la desarrolladora detrás esta pequeña joya, consideró que aún había espacio para más. El modo eterno cumple este propósito, un modo basado en todos esos títulos donde corres sin parar superando obstáculos. En vez de superar un tiempo límite, aquí deberemos llegar lo más lejos posible sin morir. Es recomendable jugar una vez dominas el estilo básico, ya que la dificultad es mucho más alta. Es un añadido interesante que alarga la experiencia aún más, que funciona de forma estupenda cuando te cansas de batir los tiempos de tus amigos.
Al apartado audiovisual de SEUM es una verdadera montaña rusa; gráficamente es pobre, con un aspecto de hace 10 años —y eso siendo generosos—. Las texturas son, como poco, insuficientes, y la repetición de elementos en cada escenario es sonrojante. Con una jugabilidad tan acelerada como esta no es un asunto de máxima prioridad, pero un trabajo más a fondo podría haber influido en un mayor número de ventas. Si entra por los ojos vende mejor, de eso no hay duda. Por otra parte, la banda sonora es un tesoro. Como amante del heavy metal, las composiciones originales me han sabido a gloria; es cierto que son pocos temas y que se repiten forzosamente, pero te mantienen en vilo de forma constante. A los que no son amantes de este particular estilo de música podrá cansarles rápidamente. Los sonidos cumplen con aprobado raspado, pero los comentarios de Marty en algunos de los niveles seguro que os arrancarán más de una sonrisa.
Resumiendo, SEUM Speedrunners from Hell es una experiencia totalmente satisfactoria, sobre todo para aquellos que se diviertan luchando contra el crono o contra sus amigos. Tiene todo lo necesario para ser divertido: variedad, profundidad, secretos y reto. No esperéis una historia profunda, pero si una jugabilidad endiablada —nunca mejor dicho—. Es perfecto para partidas cortas y le sube el ánimo a cualquiera. Y si os gusta el heavy metal, estaréis recordando sus melodías durante una buena temporada, eso sí que puedo asegurarlo.
La entrada Análisis de SEUM Speedrunners from Hell aparece primero en Games Tribune Magazine.