El escurridizo ojo de Ara
Una aventura a la antigua usanza
a paciencia es una de las grandes virtudes del ser humano. La perseverancia solamente nos reportará beneficios a lo largo de nuestra vida. Es la clave del éxito en muchas de las tareas del día a día. Y esto es claramente aplicable a los videojuegos, sobre todo si estamos ante puzles largos, enrevesados y crípticos. Básicamente, antes de iniciar The Eyes of Ara, es recomendable una sesión de yoga, tomarse una tila y encender unas barritas de incienso. Porque si no las cosas pueden acabar mal, para tu paciencia y para tu ordenador.
The Eyes of Ara es un juego de puzles, cuya mecánica principal es la de una aventura gráfica genérica pero con toques de un «Hidden Object» —que explicaré más adelante—. Además, todo está aderezado con un enorme e interesante misterio que nos persigue durante el transcurso de toda la partida. Un título de características parecidas es Myst, salvando las distancias. Y como en éste, no podemos pasearnos con total libertad por la zona, iremos cambiando de posición fija, aunque sí que tendremos visión en 360 grados de los alrededores.
Nuestro protagonista es un pobre técnico de comunicaciones, el único con las agallas suficientes para aceptar el que será el trabajo de su vida; encontrar la causa de unas interferencias. El origen de éstas se halla en uno de los castillos más intrincados y rocambolescos de la historia —tanto que peca de poco realista—. Leyendo los diarios de varios de los personajes nos iremos haciendo una idea de lo que ha pasado —ya que no encontraremos a ningún otro ser humano en el lugar—. El fin último es, como ya he dicho, arreglar unas interferencias, pero nuestro hombre descubrirá mucho más que eso. Incluso cabe la posibilidad de que sus acciones cambien el curso de la historia… Nunca se sabe.
Lo habéis adivinado, encontrar el ojo de Ara va a ser todo un reto, y muchas veces pensaréis que es realmente inalcanzable. Muchos de los puzles no se salen de lo común, pero hay otros que os llevarán por el camino de la locura. No vale con simplemente tener una mente despierta; hay que sacar capturas, acordarse de códigos vistos hace horas, relacionar ciertos elementos totalmente inconexos, y muchas más cosas. El tiempo transcurrido paseando de allí para acá mientras piensas es mucho mayor que el que pasa al resolver alguno de los puzles. Sin embargo, la mayoría de ellos tienen lógica, y si somos observadores, podremos llegar a completarlos. Lo bueno es que el juego está dividido en cinco zonas diferenciadas, y los objetos solamente pueden usarse en su propia zona, lo que limita las posibilidades y combinaciones. Si no fuera por ello, aún seguiría encerrado en los pasillos del castillo.
Al margen de la mecánica principal—y ahora viene lo que comenté de los «Hidden Object»— hay todo tipo de coleccionables, desde monedas hasta figuras. En cada una de las zonas hay montones de estos objetos, y mientras que algunos están a la vista, para descubrir otros deberemos completar más puzles. Hay uno de los objetos —un orbe azul— que se repite por todas las zonas —hasta un máximo de seis—, y que a pesar de parecer secundario, es fundamental para llegar al final del juego. Esto es un tanto tramposo, y volver a zonas anteriores para resolver viejos rompecabezas puede ser un problema, ya que es difícil recordar qué es lo que pasaba en cada una de las zonas. De todas formas, estos coleccionables alargan la durabilidad del título, que puede llegar fácilmente a las treinta horas si intentamos conseguirlos sin mirar guías.
Por muy inteligente que sea el jugador, es difícil resolver un rompecabezas si no vemos con qué elementos se puede interactuar. Y éste es el principal problema de The Eyes of Ara; el icono se resalta cuando podemos usar o coger algún objeto, pero de forma muy leve. Además, si hacemos zoom sobre uno de los objetos, no se resaltará nada en absoluto. Imaginad mis dudas al intentar resolver un puzle en un generador que tiene montones de botones, y no saber cuales se puede pulsar y cuáles no. El hecho de que no hay ninguna fuente de pistas lo hace aún más caótico. Preparaos para consultar una guía tan a menudo que hasta os sentiréis mal con vosotros mismos.
Tampoco ayuda nada el aspecto gráfico. No me malinterpretéis, tanto la ambientación como los gráficos están a buen nivel —el castillo es espectacular visto desde fuera—, pero las texturas son espeluznantes. Y no sólo hacen daño a la vista, si no que además algunos de los puzles se ven afectados, volviéndose aún más difíciles. De hecho, hay un par de textos que son difíciles de leer por las texturas; incluso teniendo un zoom considerable, hay veces que es complicado llegar a entender todo. El sonido y la banda sonora hacen su trabajo de forma aceptable, pero tampoco destacan. Un mayor trabajo en todos estos puntos mejoraría la calidad final del producto.
En conclusión, solo debéis jugar The Eyes of Ara es si os apetece enfrentaros a un reto. El resto de aspectos, como la historia o el aspecto gráfico, orbitan alrededor de los puzles; si éstos no os gustan, olvidaos del título. También debéis descartarlo si os apetece algo asequible y ligero, ya que estamos ante todo lo contrario. Pero si estáis versados en el arte de las aventuras gráficas, sois rápidos de mente y poseéis una paciencia perenne, ponedlo en la lista de futuribles.
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