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Análisis de Anarcute

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Una anarquía preciosa

Un extraño simulador de manifestantes agresivos


ue el mundo sea un lugar lleno de monadas y cosas cucas no significa que no sea también horriblemente injusto. Hay veces que levantarse contra el régimen establecido es la única solución posible, sobre todo si los villanos controlan los medios de comunicación. Que todos ellos lleven máscaras de gas agrava la sensación de maldad —estoy seguro de que todos vosotros tenéis miedo de las típicas fotos de gente con máscaras de gas en la guerra—. Y si a todo esto le sumamos que los malvados quieren destruir la luna —sin razón aparente—, es necesario detenerlos.

El primer párrafo quizás os ha dejado un tanto confundidos, pero tranquilos, es normal. Anarcute es una de esas rarezas que salen de vez en cuando, ajenas a todo movimiento indie o Triple A; va totalmente a su rollo. Se trata de un juego de acción en vista isométrica, donde manejamos a una turba de personajillos para enfrentarnos a policías y robots para derrocar al sistema. El mapa, lleno de recovecos y callejones, también tiene cierto número de obstáculos, tales como muros o máquinas, que nos lanzan proyectiles entre otras lindezas. Básicamente es un juego de acción, con algunos toques de sigilo, que no se toma en serio a sí mismo —su estética lo deja claro—, pero que es divertido de jugar.

1- Anarcute

La jugabilidad es simple; cuanto más alto es el número de participantes que tenemos en nuestra turba, más poderosos seremos, y más habilidades desbloqueamos. Empezaremos con un número establecido de manifestantes, y tendremos que ir rescatando más y más por los mapas. El objetivo es tomar ciertos puntos del mapa, usualmente defendidos por enemigos. La variedad de enemigos es bastante alta, y también lo es su variedad de ataques. Van desde ataques cuerpo a cuerpo hasta rayos a distancia, pasando por montones de ataques en área. Hay hasta enemigos voladores a los que tendremos que lanzar proyectiles; usaremos accesorios que encontramos por la calle, armas improvisadas, pero también recuperaremos algunos de nuestros enemigos. También habrá fases en donde nos enfrentaremos a jefes, que usarán distintas mecánicas. A pesar de que nuestro grupo es terriblemente lento, tendremos un botón para esquivar —que nos hará falta muy a menudo—. Los proyectiles se dividen en «pesados» y en «ligeros»; unos explotan y los otros no, y cada uno sirve para una cosa. Hacer buen uso de los recursos será una de las claves para sobrevivir.

Nuestro pequeño ejército de monerías consta de una gran variedad de animales, que aunque no tienen habilidades exclusivas, si que decoran nuestra bonita muchedumbre y la llenan de color. Además, funcionan como desbloqueable, dándole rejugabilidad al título —más allá de mejorar el tiempo y las puntuaciones de los niveles, que también es uno de los pilares del juego—. Las habilidades las desbloqueamos ganando monedas en los niveles. Algunas son útiles, sobre todo las de nivel bajo, pero hay otras que son caras y carecen de utilidad real. A veces no merece la pena gastar las monedas, y eso debería ser corregido. Otro fallo es la repetición de actividades, que pese a la corta duración del título y la inclusión de misiones de sigilo —poco inspiradas—, hacia el final del juego se nota que no hay más que cinco diferentes misiones que se repiten una y otra vez.

3- Anarcute

El aspecto gráfico es una de los principales pilares, y son unos pilares muy cucos, llenos de amor y de amistad. La estética colorida y alegre está muy bien realizada, es una verdadera delicia pasear por las diferentes ciudades que forman parte del conjunto. La música, también muy animada y jovial, combina perfectamente, y entre los dos forman una melindrosa explosión que empalagará a varios, pero que saciará a muchos otros.

Debajo de todas esas monadas Anarcute esconde un mensaje de rebelión y anarquía. Este juego, con una estética más seria, hubiera sido blanco de muchas críticas; y es que en el juego matamos policías, luchamos contra el sistema e incluso podemos derribar edificios. Que no os engañe el inofensivo aspecto de los personajes; separados son vulnerables, pero juntos son una verdadera máquina de matar. Si los creadores quieren expresar algún tipo de disconformidad con el título o simplemente confían en el contraste de acciones-aspecto es algo que no podemos saber, y esto hace grande al juego. Incluso las escenas de vídeo son sin texto, dejando aún más a la imaginación

5- Anarcute

Fuera del propio juego, es necesario comentar que Anarcute no soporta todas las resoluciones disponibles —cualquier poseedor de un monitor que sea 16:10 tendrá que soportar las odiadas bandas negras—. Sin embargo, acepta el mando perfectamente, y para cambiar entre teclado y pad basta con pulsar un botón de cualquiera de los dos. Esta es una opción que pocos títulos tienen, y es realmente útil. También hay algún que otro bug, como la imposibilidad de finalizar alguna misión, pero dada la brevedad de las mismas, no supone un problema empezar de nuevo.

En conclusión, es posible que después de leer este análisis aún no sepáis de qué va el asunto, y no os culpo; ha sido complicado escribir sobre Anarcute, pero explicar sus mecánicas lo ha sido aún más. Es simplemente una propuesta diferente, que choca en todos y cada uno de sus apartados, y que es digna de ser probada. Seguramente gustará y aburrirá a partes iguales, pero ese es un riesgo implícito en todas estas experiencias. Rebelarse nunca ha sido tan colorido, de eso podéis estar seguros.

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