Duelo a muerte por la libertad
Combates contra jefes
l viento te acaricia el rostro mientras empuñas tu única herramienta fiel. Frente a ti se encuentra uno de tus carceleros. Te quiere muerto, pero como eso es imposible, intentará humillarte; para que no te levantes, para que te rindas y vuelvas a tu prisión. Pero no vas a dejar que la presión te afecte. La furia es tu arma, te alimentas de ella, la esgrimes como si de tu propia espada se tratara, y es lo que te permitirá alzarte victorioso. Es un combate a muerte, y es bien sabido que los animales acorralados son muy peligrosos. Parece ser que hoy no vas a perder la vida, prisionero.
Furi es un juego de combates contra jefes. Las principales características son la evasión de los ataques, el contraataque en el momento correcto y la velocidad de movimiento. Cada combate suele tener también una fase de bullet hell —para el que no controle el término, se trata de un momento en el que toda la pantalla se llena de proyectiles enemigos, y tendremos que esquivarlos—. Hay un buen número de jefes, alguno secreto, y varios modos de dificultad. Cambiar esta dificultad no solo cambia el daño que recibes, sino también el patrón de ataque de los enemigos y de los proyectiles, haciendo que sea prácticamente un combate enteramente nuevo.
La jugabilidad es lo que da vida a Furi; es prácticamente perfecta, y aunque ciertos aspectos podrían cambiarse, no hay nada que sea mejorable. En caso de tener algún problema, todos los botones pueden reasignarse, lo que le proporciona aún más flexibilidad. Cada jefe tiene un número limitado de barras de vida, y la dificultad va en aumento según sus vidas desaparecen. Cada una de estas vidas está dividida en dos partes; la primera, más lejana, nos permite atacar tanto con la pistola como con la espada; el enemigo hará lo mismo. La segunda es cuerpo a cuerpo —ya que el juego nos obliga a estar cerca mediante un «campo de fuerza»—, y solamente está permitido atacar con la espada. Es en esta parte cuando más contraataques deberemos hacer y cuando la verdadera dificultad del título aflora.
Los controles constan de un botón de ataque, un botón de evasión y otro botón para la pistola. Con esto y los botones de dirección —dos distintos, tanto para el personaje como para apuntar con la pistola— tendremos todo lo necesario para derrotar a cualquiera que se nos cruce. Tanto del arma a distancia como de la espada hay «ataques cargados» o fuertes, pero excepto en momentos muy específicos es contraproducente usarlo ya que suele fallar o dejarte expuesto durante unos preciados segundos. La evasión también puede cargarse y es muy útil hacerlo para esquivar un gran número de proyectiles al mismo tiempo. Otra de las mecánicas fundamentales es la recuperación de vitalidad cada vez que se hace un contraataque correctamente; en muchos de los combates esos preciados fragmentos de vida te salvarán de una muerte segura.
Fuera del combate, el personaje se mueve de forma lenta. Esto es así para fomentar la narrativa; otro personaje que nos acompaña, con un aspecto inusual —por decirlo de alguna manera— es el que explica la situación debido a que nuestro protagonista no habla. Las idas y venidas del protagonista se pueden automatizar, con lo que estas partes carecen totalmente de jugabilidad. Esto puede exasperar a aquel que quiera una experiencia íntegramente centrada en la acción, y aunque estas cutscenes no pueden anularse, aquel que quiera puede automatizarlas y volver cuando terminen. Además, una vez completado el juego se desbloquea el modo speedrun, donde los jefes vienen uno detrás de otro sin nada que se interponga entre ellos.
Otro aspecto que puede ser criticado es la dificultad. El personaje tiene tres vidas, y si las pierdes todas en la última de las fases del jefe todo se reiniciará. Esto puede ser muy deprimente para aquellos jugadores con paciencia limitada. Sin embargo, en cada uno de combates notarás cómo has mejorado, además de que una vez cogido el truco y los patrones de los enemigos, cada intento se hace más y más fácil. Puede llegar a desesperar, pero siempre hay algo que incentiva a seguir intentándolo. Furi depende en gran medida de su aspecto gráfico y de su banda sonora, y el resultado final no sería tan bueno si no fuera por la maestría en ambos.
Hace uso de una estética parecida a la de un anime y queda claro que el creador de los diseños es el mismo que el de Afro Samurai; personajes con un diseño peculiar y una vestimenta estrafalaria; todas y cada una de las prisiones son diferentes, con una enorme variedad de colores en cada uno de ellos. Uno de los problemas más acusados es la falta de resoluciones del que hace gala en PC, e incluso ocurren errores gráficos algunas veces. De todas formas, esto solo se da en la versión de PC, no ocurre en Playstation 4.
Pero es en su banda sonora donde Furi pone toda la carne en el asador. Para un amante de la música electrónica es poco menos que una bendición. El Synthwave y el Electro House son, entre otros, los géneros que acompañan a los rápidos combates, y el hecho es que se complementan de forma casi perfecta. Artistas como Carpenter Brut, Danger o Waveshaper forman parte de la banda sonora. Hay que tener en cuenta que a diferencia del famoso Hotline Miami, la música es original, creada para que todo funcione como un conjunto, no elegida de entre canciones ya existentes. Y por supuesto, el resultado final es exquisito; repetir un jefe que te ha matado se hace mucho más llevadero si la música te empuja a ello. Y no solo hay músicas en los combates, las partes narrativas también tienen su dosis de melodías ambientales.
En conclusión, Furi nos pone ante un verdadero reto. Es jugabilidad directa, sin tapujos; veremos como en cada intento llegamos un poco más lejos, donde nuestra dedicación se ve recompensada. La respuesta es perfecta, justo lo que se espera en un título donde el combate es lo fundamental. Si unimos esta excelencia jugable a un apartado visual muy característico y a una hermosa banda sonora original, el resultado final es el esperado. No lo dejéis escapar.
La entrada Análisis de Furi aparece primero en Games Tribune Magazine.