El aislamiento más terrorífico
Sólo quiero volver a casa
a Tierra se ve tan pequeña desde ahí arriba que asusta pensar en el lugar que habitamos ahora mismo comparado con el basto marco del universo. Somos la comandante Alex Oshima y estamos en el año 2034. Despertamos y parece que estamos solos en una desolada estación espacial. Recibimos indicaciones desde nuestro planeta pero no tenemos posibilidad de responder. Resulta evidente que nuestra misión ha fracasado y ahora el único objetivo que tenemos es volver a casa. Así comienza ADR1FT, el juego de Three One Cero que pretende hacernos sentir la angustia de un astronauta que, sin saber muy bien por qué, está atrapada en ese lugar donde no hay oxígeno y el tiempo se dilata. En ocasiones tenemos la oportunidad de ver nuestro hogar, tan cerca y a la vez tan lejos…
Antes de profundizar en las posibilidades que nos ofrece hay que destacar dos cosas: ADR1FT fue lanzado en PC a finales del pasado mes de marzo y se trata de un juego pensado por y para los dispositivos de realidad virtual. La inmersión que nos ofrece es enorme incluso si lo jugamos en una televisión y con un mando en las manos, imaginad entonces el nivel al que se podría llegar con dispositivos como Oculus Rift, HTC Vive y, en este caso, PlayStation VR, puesto que es en PlayStation 4 donde he tenido la oportunidad de disfrutarlo. Aunque esto es un factor que habitualmente lo dejaría para las conclusiones finales, he decidido dejarlo claro desde el primer momento: ADR1FT es totalmente jugable de manera convencional pero no cabe duda de que su potencial se eleva notoriamente gracias a la realidad virtual.
Instinto de supervivencia
En cuanto nos ponemos a los mandos de ADR1FT nos encontramos flotando en mitad de una habitación circular de gran tamaño. Es aquí donde aprendemos a desplazarnos, algo que si bien parece simple puede llegar a ser bastante complicado, como en la vida misma. La ausencia de gravedad da lugar a que perdamos la orientación en cuando nos relajamos un momento y debemos tener sumo cuidado de no impactar con las paredes, así como con cualquier otro elemento que pueda deteriorar el cristal de nuestro casco. Con los gatillos del mando podemos elevar y descender la altura, así como rotar sobre nosotros mismos para encontrar la mejor forma de avanzar. Inclinando el stick nos desplazamos en cualquier dirección y el visor de nuestro casco nos muestra la velocidad de crucero.
Los controles son bastante simples pero, como digo arriba, no es nada fácil desplazarse con solvencia debido a los estrechos pasillos y la multitud de elementos que flotan a lo largo y ancho de una estación espacial parcialmente destruida. La única acción que realizamos es interactuar con algunos dispositivos gracias al botón de acción. Por suerte, la información que nos proporciona nuestro sistema de supervivencia es bastante completa, avisándonos de los obstáculos más cercanos, así como de la velocidad a la que nos movemos o la altura en la que nos encontramos. Aunque no he tenido la suerte de estar ahí arriba moviéndome por un entorno carente de gravedad, diría que el sistema de control y las físicas del juego ofrecen altas dosis de realismo.
La mecánica principal de ADR1FT es avanzar a través de la estación en ruinas con la intención de hallar un modo de emprender el viaje de regreso a nuestro planeta. Mientras exploramos la Northstar IV (HAN-IV) nos vemos obligados a hacer uso de los numerosos botes de oxígeno que vamos encontrando. Estos botes están repartidos por todo el escenario y son fácilmente localizables gracias al destello de luz verde que emite, pero debemos tener cuidado porque hay zonas en las que llegamos a duras penas al próximo bote, especialmente cuando salimos al espacio exterior, momentos de máxima tensión en los que debemos afinar nuestros sentidos y, sobre todo, ser muy rápidos.
Como experimento no está nada mal, pero…
Lo cierto es que ADR1FT es bastante directo con su propuesta: hacer que experimentemos la soledad de estar en el espacio exterior. No cabe duda de que cumple su prometido, pero es innegable que como juego es muy simple, carente de reto alguno y, en ocasiones, demasiado lento pese a su corta duración. No es fácil valorar este tipo de juegos que muchos definen como experiencia, un estilo que está muy de moda últimamente —que se lo digan a títulos de renombre como Journey, Gone Home o el reciente Firewatch—. ADR1FT alberga bastante similitudes con juegos del mismo corte que los citados. Nuestra aventura dura en torno a cuatro horas y el componente de rejugabilidad es prácticamente inexistente. Salvo que seamos unos apasionados de la ciencia ficción, debemos ser muy receptivos para disfrutar de ADR1FT.
Curiosamente, uno de los grandes defectos del juego radica en un aspecto de lo más realista: la falta de oxígeno. Estamos ante un juego contemplativo que, precisamente, nos limita enormemente dicha contemplación. Cuando salimos al exterior las vistas son fascinantes, los detallados elementos del interior de la estación espacial también son dignos de ver pero, lamentablemente, apenas podemos pararnos unos segundos a admirarlos por culpa de la falta de oxígeno. El resultado es un tanto extraño si tenemos en cuenta el cóctel que forman una experiencia contemplativa, un sistema de control lento y las prisas por encontrar un nuevo tanque de oxígeno para sobrevivir. ADR1FT mete todo eso en una coctelera y el resultado es algo que quiere, pero no siempre puede.
Aparte de ofrecernos esa sensación que supone estar abandonados en el espacio exterior, el principal atractivo del título de Three One Cero lo encontramos en el apartado audio visual gracias a lo estimulante que resulta. El juego es muy llamativo visualmente gracias a las bondades del Unreal Engine 4. No es que estemos ante un portento técnico pero la primera vez que salimos al exterior y contemplamos nuestro planeta nos deja una de las mejores panorámicas de lo que llevamos generación. Los interiores también lucen de maravilla gracias a una paleta de colores muy acertada y algunos detalles bastante llamativos como las burbujas de agua flotando o las numerosas partículas. Por su parte, el apartado sonoro tiene al silencio como protagonista y logra crear una sensación de agobio tan real como la vida misma gracias a la respiración de nuestro personaje y a las entradas de diario que encontramos, en las que llegamos a escuchar incluso piezas como la Sonata No.º 8 de Beethoven.
Conclusión
He de confesar que me resulta muy complicado recomendar ADR1FT a alguien que no conozco. Las posibilidades de disfrutar de esta aventura están sujetas a diversos factores. ¿Tenéis pensado jugar a través de un dispositivo de realidad virtual? En ese caso es tan recomendable que me atrevería a considerarlo un imprescindible. ¿Vuestra idea es jugarlo de manera convencional tal y como he hecho yo mismo? Entonces la cosa cambia; si os apasiona todo lo relacionado con el espacio, la astronomía y/o la ciencia ficción, adelante. Si no estáis ni en una ni en otra posición, entonces me temo que lo tendréis muy complicado para disfrutar de ADR1FT. Estamos ante un título con una ambientación fantástica y una mezcla de sensaciones muy estimulante, pero que es muy pobre como juego y no ofrece prácticamente nada. En cualquier caso, se agradecen propuestas así, y seguro que todos aquellos que soñaban de niño con ser astronautas encontrarán algo muy especial en ADR1FT.
La entrada Análisis de ADR1FT aparece primero en Games Tribune Magazine.