Plataformas oxidadas
Saltando hacia un futuro mejor
i algo funciona, ni se te ocurra tocarlo. Eso es lo que pensaron los desarrolladores de Black Pants Studio cuando intentaban construir un plataformas. Dejando de lado la innovación —uno de sus anteriores títulos, Tiny and Big: Grandpa’s Leftovers, tenía innovaciones jugables— su actual obra intenta, con más o menos éxito, juntar elementos ya vistos y hacer una buena mezcla. Si nos viene algún juego a la mente después de jugar a On Rusty Trails, es el bien amado Super Meat Boy y ciertos elementos de VVVVVV. Los niveles cortos del primero combinados con el cóctel de saltos del segundo convierten a este título en algo a tener en cuenta, a pesar de los escasos pero importantes fallos.
Elvis es un simpático personaje mecánico que vive felizmente en su oxidado mundo, cuando su casa es destruida por un asqueroso mejunje verde caído del cielo. Aun así, nuestro protagonista no deja que el desaliento le afecte y decide, con el seguro de su antigua vivienda en mano, intentar recuperarla en el establecimiento indicado. A pesar de que el objetivo de Elvis varía con el tiempo, incluso viéndose inmiscuido en una guerra que no tiene nada que ver con él, conseguir un nuevo hogar es el detonante y el colofón de la aventura.
On Rusty Trails es un plataformas que coge ideas de otros títulos, y aunque ninguna de ellas es enteramente nueva, la mezcla de las mismas funciona de forma correcta. Lo que más haremos será correr por las paredes y el techo, y la mayoría de retos están relacionados con esto. Además de esto podemos ponernos un traje alternativo que nos hace inmunes a un tipo de elemento, pero vulnerables al otro. Cambiar de traje en el momento justo será otra de las mecánicas más usadas en el título. El uso de la gravedad y de diversas fuentes de viento complican los saltos, y combinado con el resto de elementos, el resultado son unas plataformas amenas y divertidas. El sistema de puntos de control, por su parte, es un gran añadido; para activar los distintos puntos que hay repartidos por el escenario hay que coger unos coleccionables. Si no, tocará llegar hasta el final confiando solamente en nuestra habilidad.
A pesar de todas ideas, el título presenta varios fallos graves. En primer lugar, la dificultad es demasiado baja. Ninguno de los niveles hay que repetirlos más de cinco veces, ni siquiera los finales. Los puntos de control acentúan la facilidad, y aún sin ellos es muy sencillo llegar al final. Por otra parte, y bastante relacionado con la baja dificultad, está el hecho de que nos encontramos ante una propuesta realmente corta. En menos de cuatro horas se llega a la conclusión, y muchas de las mecánicas presentadas en la parte final no se aprovechan ni lo más mínimo.
Los coleccionables y los secretos pueden alargar la duración, pero no son lo suficientemente interesantes ni numerosos. Los secretos no requieren ningún tipo de habilidad, solamente hay que tener la paciencia suficiente para avanzar por todas las paredes o techos hasta dar con la pequeña habitación. De hecho, falta algún indicador que diga que secretos faltan por desbloquear, y que mapas ya has completado al 100%; sin eso, se hace confuso intentar profundizar en los niveles. Por último, falta un botón para poder mirar el nivel de forma completa, o al menos hacia los lados ya que hay veces que la cámara tiene demasiado zoom y es imposible saber hacia dónde saltar. Por esta razón los saltos de fe se multiplican, algo imperdonable en un juego de este estilo.
El aspecto gráfico es muy particular; nada más ver alguna captura, es muy probable reconocer que la mano Black Pants Studio está detrás. Puede gustar o no, pero es un estilo agradable a la vista, muy elegante y minimalista. En cuanto al diseño, quizás el personaje es demasiado pequeño, y se hace complicado verle, sobre todo cuando hay muchos efectos en pantalla. Y los efectos son uno de los peores puntos, ya que a veces condicionan los saltos. Los sonidos, muy simpáticos y acordes con el personaje y el entorno, cumplen con creces, pero la banda sonora pasa completamente desapercibida; es demasiado ambiental y deja demasiado a la imaginación. Además, se repite en todos los niveles de cada uno de los mundos; algo más variado y movido hubiera tenido más impacto.
En conclusión, On Rusty Trails es un título con graves taras, pero que puede ser muy disfrutado si lo que buscáis es un plataformas directo y sin mucha complicación. No destaca en ninguno de sus apartados, pero es divertido, y con simplemente pulsar un botón te puedes poner a jugar, por lo que es perfecto para partidas cortas. Si el juego durara más del doble y sus mecánicas estuvieran más aprovechadas, estaríamos ante algo a tener en cuenta. Pero tal y como es, la experiencia se diluye demasiado rápido.
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