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Overwatch
Una promesa de futuro
Versión jugada: PlayStation 4
l nuevo juego de Blizzard ya está entre nosotros. Un título que refleja el proceso de cambio que ha sufrido la compañía norteamericana en un periodo de tiempo realmente escaso. Hace no muchos años, Blizzard destacaba en la industria por ser la máxima responsable del mayor MMORPG de la historia del videojuego. Sobre sus hombros cargaba con el peso y la responsabilidad de ser el equipo artífice de World of Warcraft. Gracias a ellos, muchas empresas se lanzaron al universo de los MMORPG y durante una época el género sufrió un boom masivo donde todos se afanaban en ‘copiar la fórmula de la Coca-Cola’; sin darse cuenta de que cuando quieres una Coca-Cola no compras una imitación.
De igual manera, cientos de MMORPG’s salieron al mercado intentando copiar el éxito de Blizzard y fallando estrepitosamente. Con este bagaje, Blizzard se adentró en el desarrollo de Titan; un MMORPG del que poco se sabe y que pretendía ser la reinvención del género. El MMORPG Next-Gen: un nuevo salto en el género. Pero para entonces se dieron cuenta de que el mercado había cambiado mucho y el público ya no quería más MMORPG. Blizzard anunció la cancelación de Titan —al parecer no era lo suficientemente divertido— y el equipo que llevaba años trabajando en él saboreó la amargura del fracaso en sus carnes. Ese grupo de profesionales hizo acopio de valor y quiso demostrarle al mundo que eran perfectamente capaces de hacer un buen juego: y comenzaron a trabajar en lo que hoy conocemos como Overwatch. Coincidiendo con la nueva estrategia de Blizzard de hacer juegos más acotados, pequeños y fáciles de nutrir de contenido en periodos de tiempo muy cortos.
Blizzard, experta en mejorar fórmulas existentes
Blizzard es una compañía admirable en muchos de sus aspectos: pero la ‘creatividad’ a la hora de plantear nuevos modelos de juego no es su punto fuerte. Blizzard es capaz de hacer grandes juegos, pero por lo general suele hacerlo bebiendo de otros títulos de éxito que, por diferentes motivos, no han sabido explotar todo su potencial.
Seguro que conoces Diablo, que tiene sus raíces en Ultima. World of Warcraft bebe de MMORPG’s más antiguos como Dark Age of Camelot. Hearthstone no puede sonarnos a nuevo si conocemos Magic: The Gathering. Y qué decir de Heroes of the Storm teniendo referencias como DOTA o League of Legends. Si te estás preguntando cuál es la fuente de inspiración de Overwatch, podemos señalar a Team Fortress 2.
Blizzard no crea nuevas propuestas: coge las existentes y consigue mejorarlas hasta crear una experiencia óptima y sin igual.
Y lo que es más importante, crea experiencias divertidas ¡muy divertidas! Así que pese a que Blizzard no destaca por plantear nuevas propuestas, sí lo hace a la hora de crear juegos accesibles, divertidos y carismáticos; algo muy importante para nosotros, que somos los que lo disfrutamos a fin de cuentas.
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¡Bienvenidos a Overwatch!
— HAY UN HÉROE PARA TI —
Ni más ni menos que 21 héroes conforman la plantilla de lanzamiento de Overwatch, divididos en categorías de “Ofensivo“, “Tanque“, “Constructor” y “Apoyo“. Estas cuatro categorías pretenden englobar a los personajes dependiendo de sus aptitudes, aunque todos son tan versátiles que —bien usados— pueden recalar en otras categorías.
Hay que reconocerle a Blizzard el atino que ha tenido a la hora de plantear y definir estos 21 héroes iniciales. Si bien el número puede antojarse escueto tras la primera semana de juego, lo cierto es que todos están muy bien elaborados en todos sus aspectos. El diseño artístico de cada personaje es único y está trabajado con exquisitez, dotados de una personalidad perfectamente definida a través de gestos, posturas y frases. Asimismo, en el plano jugable hay universos de diferencia entre unos héroes y otros. Si bien es cierto que la gran mayoría tan sólo dispone de 3-4 habilidades, lo cierto es que éstas son muy diferentes entre sí. Y lo que es más importante, el diseño de cada habilidad es lo suficientemente versátil como para poder darles uso en un sinfín de situaciones. Nuestra creatividad a la hora de utilizar una habilidad puede salvarnos de muchos apuros.
Con una variedad tal de personajes y habilidades, no tardaremos mucho en ir afinando nuestras preferencias a la hora de manejar a un héroe u otro; y es que siempre habrá varios héroes que se adapten a nuestro estilo de juego; para roles muy diferentes.
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Disfrutando en compañía
— GANAR ES MÁS FÁCIL CON UN AMIGO—
Overwatch es un juego multijugador, y como todo multi que se precie: su disfrute es mayor en compañía de un buen amigo.
En este aspecto tenemos que ser justos con el juego y reconocerle que es muy divertido. Al adentrarnos por primera vez en Overwatch, puede parecer que todo es un poco caótico. Las partidas son rápidas, los enemigos aparecen por cualquier punto y duramos escasos segundos vivos antes de darnos cuenta de que hemos vuelto a morir. Un sinfín de héroes y efectos especiales tienen lugar en pantalla y sufrimos esa sensación del caos tan propia del que da sus primeros pasos en cualquier shooter.
Sin embargo, la curva de aprendizaje está perfectamente ajustada y no nos llevará mucho esfuerzo comenzar a habituarnos a la propuesta de Overwatch. Es entonces cuando comenzaremos a apreciar el espectacular diseño que hay detrás de cada nivel, donde no existen caminos únicos y con un poco de conocimiento de la topografía del terreno, podremos flanquear a nuestros rivales y sorprenderles por la espalda.
Los héroes, a pesar de poder repetirse tanto en tu propio equipo como en el de el equipo rival, están muy bien diferenciados para que no tengas dudas de si es amigo o enemigo. Visualmente, los rivales estarán siempre rodeados por un aura roja, así como sus habilidades. Con lo que es muy sencillo saber cuándo estás enfrentándote a un oponente. Un acierto por parte de Blizzard para aquellos que sufrimos en los shooters preguntándonos ¿amigo o enemigo..? Antes de recibir un balazo en la cabeza.
Algo que llama mucho la atención es la posibilidad de poder cambiar de héroe en medio de la partida. Un concepto que choca mucho con la propuesta jugable, pues se trata de partidas rápidas en las que la estrategia debe imponerse. Sin embargo, dándole a los jugadores la oportunidad de cambiar de héroe, esto fuerza que la estrategia tenga que ser constantemente replanteada en un periodo de tiempo muy corto: resultando en caos. Esto puede gustar más o menos, es algo que queda totalmente a gusto del jugador: a un servidor le gusta mantenerse fiel a su personaje hasta el final, pero es una cuestión de preferencias.
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Escasez en sus modos de juego
—CON UNOS CIMIENTOS MUY SÓLIDOS—
Overwatch consigue sentar unas bases. Ha conseguido salir con un número de héroes aceptable y con una base muy sólida a la hora de jugar, pero el juego que tenemos ahora ofrece poco más. Sí, es una experiencia divertida y sí es un motor sólido lleno de posibilidades. Sin embargo, no podemos evaluar el juego en base a las posibilidades que ofrece o lo que podrá ofrecer en un futuro: sino a lo que es hoy por hoy.
El juego sufre del mismo mal que sufrió en su día Star Wars: Battlefront o —en una escala mucho mayor— Street Fighter V. Ha salido sentando unas bases, pero muy limitado en contenido. Y tratándose de Blizzard esto no debe ser un problema, pues han demostrado con creces que son expertos en mantener nutridos sus juegos con actualizaciones constantes de contenido. Así que aunque este sea un asunto que cambiará mucho en poco tiempo: hoy por hoy, el contenido resulta escaso.
Los modos de juego son muy reducidos. Prácticamente las partidas siempre giran en torno al mismo concepto: defiende o ataca un punto del mapa; escolta un cargamento y poco más. Hay otros modos de juego como practicar contra la IA o partidas con condiciones especiales (Arcade) pero en el fondo es “más de lo mismo”.
Se echan en falta más modos de juego, más planteamientos de partida y —por supuesto— un modo competitivo.
Asimismo, el diseño de cara a la progresión y retención del jugador es prácticamente nulo. Blizzard no ha querido prestar atención a estos factores de lanzamiento y es algo que llama muchísimo la atención.
Subir de niveles ¿para qué?
Podremos subir de nivel a base de mucho jugar. Sin embargo, el nivel que subiremos será el de nuestro perfil como jugador. Los héroes carecen de perfiles individuales con lo que nuestra habilidad a los mandos de cierto personaje no se verá reflejada en ningún sitio, más allá del contador de horas dedicadas. El premio por cada nivel será una miserable caja de ítems. La misma caja que obtendremos a nivel 2 y a nivel 25. La misma que podemos comprar por 1€ en la tienda. Un premio escaso para la dedicación del jugador.
En este aspecto Blizzard podría haber trabajado más en profundidad. Premiar al jugador por sus horas de juego de igual manera que premias al que decide pagar 1€ se antoja escaso e impropio. Para más inri, este tipo de cajas suelen estar llenas de morralla que aporta muy poco, en un 90% de las ocasiones hablamos de recibir “grafitis”, “frases” y “avatares”. En pocas ocasiones nos toca una apariencia alternativa o algo realmente interesante. Algo que a la larga puede resultar en desinterés por parte del jugador ¿de qué han valido las muchas horas subiendo a nivel 30 si el premio ha sido un avatar?
En este aspecto, Blizzard tiene muchísimo trabajo por delante y no estaría mal premiar la habilidad de los jugadores con ítems que no sean accesibles a golpe de tarjeta.
Es importante recalcar que los premios son totalmente aleatorios y es muy posible que cuando salga algo interesante sea para un héroe que ni usas. Algo que, lejos de fomentar la retención del jugador, aumenta la frustración.
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En conclusión
—LANZAMIENTO ESCUETO: FUTURO BRILLANTE—
Estamos ante un juego con una capacidad de crecimiento y expansión enorme. Blizzard ha conseguido lo más difícil: sentar una buena base, una base sólida y además escalable. Conociendo el historial de Blizzard, el juego no dejará de crecer y aumentar en héroes y posibilidades, con lo que desde GTM nos comprometemos a revisar el análisis tan pronto como llegue más y más contenido.
Por lo pronto, el título es eso: una base. Y aunque es divertido y robusto en todos sus aspectos, su oferta es —de lanzamiento— básica y limitada en posibilidades jugables. Bien planteadas todas, bien ejecutadas: pero escasas.
Necesita más trabajo en torno a la progresión del jugador, a los premios y a los modos de juego y competición. Sabemos que llegará, pero hasta que lo haga, tenemos que valorarlo por lo que es y no por lo que podrá ser.
Por lo demás, hemos de alabar el trabajo realizado por Blizzard en un juego que rebosa carisma y personalidad propia a través de una línea de arte exquisita, una jugabilidad a prueba de bombas, una banda sonora de película y un doblaje al castellano de máxima calidad. No todos los días tenemos el placer de disfrutar de la voz de Ramón Langa (Bruce Willis) en un videojuego.
Y ahora os dejamos con un regalito…
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¡Bonus! ¡Unboxing de la edición de coleccionista!
Tal y como os avanzábamos al comienzo del artículo, este juego lo hemos adquirido desde la redacción con nuestros fondos personales. Os traemos un unboxing de lo que podéis esperar de una edición de coleccionista que se corona como una de las mejores que han salido jamás. Se nota que lleva el sello de Blizzard.
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